jueves, 11 de julio de 2013

Postales de Ramadan - Parte 1

Ayer fue el primer día de Ramadán, la festividad más importante del mundo musulmán. El Cairo olvidó por un momento la convulsión de los últimos días y decidió recubrir sus calles con un velo de silencio.
Quizá sea esta la única noche del año en que la ciudad que nunca duerme toma un respiro y a la hora del Iftar, cuando re rompe el ayuno, se vuelve ciudad fantasma.


Ramadán es un mes de ayuno y abstinencia, un momento para practicar el autocontrol y liberarse de todas las ataduras físicas y materiales. Un momento para aspirar a la pureza, podría decirse. ¿Pero puede este intento llevarse al extremo, hasta el punto de alejarnos del prójimo y alienarnos del contacto humano?

Las imágenes, los diálogos y los gestos que se intercambian por la calle por estos días ilustran algo más que un esfuerzo espiritual y se tornan elocuentes a la hora de describir los tabúes, los estigmas, y las restricciones que entran en juego en cada interacción con el sexo opuesto.

Una amiga caminaba ayer por la calle, vestida de pantalón y sin velo, cuando cruzó miradas con un hombre de mediana edad.

Él: "Perdoname, Dios mericordioso, por lo que acabo de ver".

Ella: "Si no le gusta lo que ve, pues no mire!"

Él:  "Estoy hablando con Dios, no con usted".

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