domingo, 12 de agosto de 2012
Marruecos: primera incursión en el mundo árabe
Después de visitar Marruecos, creo en alfombras mágicas. Creo en pociones sanadoras, en serpientes encantadas, y en lámparas maravillosas. Creo en una cultura que rezuma energía en polvos color terracota y entrega su alma y corazón en pequeñas pociones que saben a ámbar. O al menos eso elijo creer. Porque si hay algo que me dejó el viaje a Marruecos, es la suspensión de los presupuestos. Después de todo, ¿Quién dice que el precio es inherente a las cosas, y no al vendedor? ¿Cómo fue que nos convencimos de que el tiempo es dinero? ¿Y quién nos enseñó que la dignidad se compra en un centro comercial?
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